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Asignación estratégica de activos: el porcentaje de activos conservadores y más arriesgados a poner en tu cartera

Lo que Ya Aprendimos - La Localización Estratégica

En nuestra lección anterior exploramos un concepto fundamental: la localización estratégica. Esta decisión determina qué proporción de tu capital destinarás a activos de mayor riesgo (como acciones) y qué parte a instrumentos más conservadores (como bonos). Es una elección crucial porque configura el perfil de riesgo-rendimiento de tu cartera a largo plazo.

Ahora daremos un paso más allá para comprender la localización táctica. Si ya has decidido qué porcentaje de tu cartera irá a acciones, es momento de definir cómo estructurarás estas inversiones específicamente. La localización táctica te permite crear un núcleo sólido de inversiones y complementarlo con posiciones satélite que respondan a oportunidades específicas.

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¿Qué es la Localización Táctica?

La localización táctica es el proceso mediante el cual determinas la composición interna de tu cartera de acciones. Este enfoque distingue dos componentes principales:

  1. El núcleo de tu cartera: Aquí concentrarás la mayor parte de tus recursos. Esta estructura central está diseñada para ser estable, diversificada y orientada al largo plazo, funcionando como el motor principal de tu estrategia de inversión.
  2. Las inversiones satélite: Representan posiciones más pequeñas que complementan el núcleo. Aunque tienen menos peso en la cartera global, pueden potenciar tus rendimientos, introducir exposición a sectores específicos o diversificar tu estrategia principal.

Imagina tu cartera como un organismo: el núcleo funcionaría como el corazón, esencial y constante, mientras que las inversiones satélite serían sistemas complementarios que aportan funciones especializadas al conjunto.

Composición del Núcleo de Tu Portafolio

El núcleo constituye típicamente entre el 70% y el 80% de tu cartera de acciones y se caracteriza por incluir activos ampliamente diversificados con buenos resultados consistentes a largo plazo:

  • Índices globales o regionales: Como el MSCI World (que captura el rendimiento de empresas de mercados desarrollados a nivel mundial), el S&P 500 (que representa a las principales empresas estadounidenses) o el Russell 2000 (que recoge compañías de menor capitalización pero sólidas).
  • ETFs pasivos: Estos instrumentos replican el comportamiento de un índice específico con bajas comisiones, proporcionando diversificación instantánea sin gestión activa.

El núcleo debe ser la piedra angular de tu estrategia porque ofrece exposición a mercados amplios con costes reducidos y resultados que históricamente han demostrado ser competitivos a largo plazo.

Las Inversiones Satélite

Las inversiones satélite constituyen un componente menor de tu cartera (generalmente entre un 20% y un 30%) y pueden incorporar un perfil de riesgo diferenciado. Si decides incluirlas, es fundamental que investigues a fondo cada opción. Entre las alternativas más comunes se encuentran:

  • ETFs Smart Beta: Combinan características de gestión pasiva y activa, aplicando filtros o estrategias específicas para potencialmente superar el rendimiento de los índices tradicionales.
  • ETFs apalancados: Instrumentos de alto riesgo que multiplican la exposición al mercado, amplificando tanto ganancias como pérdidas potenciales.
  • Activos alternativos: Como metales preciosos o criptomonedas, que pueden ofrecer correlaciones diferentes respecto a las acciones tradicionales.
  • Inversiones específicas: Empresas de pequeña capitalización, sectores tecnológicos concretos o inversiones en capital privado.

Es importante recordar que las inversiones satélite son complementarias, no esenciales. Muchas inversoras obtienen resultados satisfactorios con una estrategia basada exclusivamente en un núcleo pasivo bien diversificado.

Ejemplo Práctico de Asignación Táctica

Para ilustrar estos conceptos, veamos cómo podrías estructurar una cartera que combine núcleo y satélites:

  • El núcleo (75% del componente de renta variable):
    • 60% en un ETF global como MSCI World
    • 10% en un ETF de Mercados Emergentes
    • 5% en el índice Russell 2000
  • Las inversiones satélite (25% del componente de renta variable):
    • 5% en un ETF Smart Beta
    • 5% en un ETF apalancado
    • 5% en oro
    • 5% en criptomonedas

En el contexto de la asignación estratégica global, esta inversora ha decidido destinar un 70% de su patrimonio a activos de riesgo (acciones) y un 30% a instrumentos más conservadores (bonos). Dentro de su cartera de renta fija, la distribución podría ser:

  • 70% en un fondo en euros
  • 15% en un ETF de bonos gubernamentales europeos
  • 15% en un ETF de bonos estadounidenses

Perfiles de Inversión: Adaptando la Asignación a tu Tolerancia al Riesgo y Horizonte Temporal

El perfil de inversión es un factor crucial a la hora de construir un portafolio que se ajuste a tus necesidades y objetivos específicos. Este perfil se define principalmente por dos factores clave: tu horizonte temporal (cuánto tiempo planeas mantener tus inversiones antes de necesitar el dinero) y tu tolerancia al riesgo (cuánta volatilidad estás dispuesta a soportar a cambio de obtener potencialmente mayores rendimientos).

Una inversora joven de 20 años y una de 55 años con dependientes no deberían invertir de la misma manera, ya que sus horizontes temporales y responsabilidades financieras son completamente diferentes.

Tipos de Perfiles de Inversión

En el espectro de inversión, podemos identificar cinco perfiles principales, ordenados de menor a mayor tolerancia al riesgo:

  1. Muy Conservador: Busca principalmente estabilidad y preservación de capital
  2. Conservador: Prioriza seguridad con pequeño potencial de crecimiento
  3. Moderado: Busca un equilibrio entre crecimiento y seguridad
  4. Agresivo: Enfoque en crecimiento con tolerancia a la volatilidad
  5. Muy Agresivo: Maximiza el crecimiento, asumiendo riesgos considerables

Portafolios Adaptados a Diferentes Perfiles de Inversión

Cada perfil de inversión requiere una distribución específica de activos. Veamos cómo se materializan estos perfiles en carteras concretas:

Perfil Muy Conservador

Este perfil prioriza la estabilidad y preservación del capital, especialmente si necesitas recuperar el dinero invertido en un plazo relativamente corto (5 años o menos). Como inversora muy conservadora, muestras una alta aversión a la volatilidad del mercado, lo que limita tu exposición a ganancias potenciales a largo plazo.

Para un capital de $100,000, la asignación recomendada sería:

  • 50-60% en bonos ($50,000-60,000)
  • 20-30% en acciones ($20,000-30,000), principalmente en ETFs como VOO o VUG que replican índices estables
  • 10-20% en efectivo o equivalentes ($10,000-20,000)

Consideraciones importantes:

  • El efectivo debe ser productivo: No mantengas estos fondos en cuentas corrientes regulares, sino en instrumentos como cuentas de ahorro de alto rendimiento o bonos del tesoro a corto plazo, que actualmente pueden ofrecer más del 5% anual.
  • Exposición limitada al crecimiento: El componente de acciones te permite cierto crecimiento para contrarrestar los efectos de la inflación, que históricamente ronda el 2.3% anual en Estados Unidos.

Perfil Conservador

Este perfil mantiene un enfoque en la seguridad pero incorpora ligeramente más activos de crecimiento:

Asignación de activos recomendada:

  • 50% en bonos (40% en bonos gubernamentales, 10% en bonos corporativos de alta calidad)
  • 30% en efectivo (cuentas Money Market, cuentas de ahorro de alto rendimiento)
  • 20% en acciones (15% estadounidenses y 5% internacionales de mercados desarrollados)

Consideraciones adicionales:

  • Exposición al oro: Puedes asignar parte del efectivo (10-15%) a oro si buscas protección adicional contra la inflación.
  • Bienes raíces como diversificador: Si no tienes exposición directa a bienes raíces, puedes destinar parte de la asignación en bonos a REITs (Fondos de Inversión en Bienes Raíces), aprovechando su baja correlación con la bolsa.

Perfiles Moderados y Agresivos

A medida que aumenta tu tolerancia al riesgo y se extiende tu horizonte temporal, puedes considerar perfiles más orientados al crecimiento:

  • Conservador Moderado: Mayor exposición a acciones (30-40%) con reducción proporcional de efectivo.
  • Moderado: Equilibrio entre activos de riesgo y conservadores (aproximadamente 50%-50%).
  • Moderado Agresivo: Predominio de activos de riesgo (60-70% en acciones).
  • Agresivo: Alta concentración en activos de crecimiento (80% o más en acciones diversificadas globalmente).

Adaptación Personal del Portafolio

Es crucial entender que los portafolios modelo son puntos de partida que deben adaptarse a tu situación personal:

  • Tamaño del portafolio: Las cantidades nominales también importan; no es lo mismo gestionar mil dólares que un millón.
  • Circunstancias individuales: Tu edad, situación familiar, estabilidad laboral y otras inversiones (como bienes raíces) deben influir en tu estrategia.
  • Objetivos específicos: La construcción de tu cartera debe alinearse con metas concretas (jubilación, educación de hijos, compra de vivienda).

Reevaluar tu perfil periódicamente es fundamental, ya que tus circunstancias y objetivos evolucionarán con el tiempo. Muchas inversoras exitosas comienzan con perfiles más agresivos en su juventud y gradualmente se desplazan hacia enfoques más conservadores a medida que se acercan a la jubilación.

Resumen Final

La construcción de una cartera eficiente sigue una secuencia lógica de decisiones:

  1. Primero defines tu perfil de inversión: Evalúas tu tolerancia al riesgo y horizonte temporal para determinar qué tipo de inversora eres.
  2. Luego estableces tu asignación estratégica: Decides qué porcentaje de tu capital estará en activos de riesgo vs. activos conservadores.
  3. Finalmente, implementas tu localización táctica: Dentro de los activos de riesgo, determinas cuánto destinarás al núcleo y cuánto a inversiones satélite.

La paciencia y el análisis riguroso son tus mejores aliados al tomar estas decisiones. No cedas a impulsos cortoplacistas ni a modas pasajeras. En nuestra próxima lección, profundizaremos en cómo estructurar eficazmente tu cartera de bonos para complementar tu estrategia global. Este conocimiento te permitirá avanzar hacia una comprensión integral de la gestión patrimonial.

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