Las obligaciones son instrumentos de deuda que te permiten convertirte en prestamista de empresas o gobiernos. Cuando adquieres una obligación, estás financiando a la entidad emisora a cambio de recibir pagos periódicos de intereses y la devolución del principal al vencimiento.
A diferencia de las acciones, que te convierten en propietaria parcial de una empresa, las obligaciones te posicionan como acreedora. Esta diferencia fundamental determina tanto tu nivel de riesgo como el potencial de rendimiento de tu inversión.
Cuando una entidad (empresa o gobierno) necesita financiación para un proyecto, capital de trabajo o reestructuración de deuda, puede emitir obligaciones. El proceso funciona así:
Por ejemplo, si compras una obligación de 1.000€ con un interés del 4% anual a 5 años, recibirás 40€ anuales durante cinco años y, al final del período, recuperarás tus 1.000€ iniciales.
Las ganancias con obligaciones pueden obtenerse de dos formas:
Es el período durante el cual la obligación está vigente. Puedes encontrar obligaciones a corto plazo (menos de 3 años), medio plazo (3-10 años) o largo plazo (más de 10 años). El plazo afecta directamente al riesgo y rendimiento: a mayor plazo, generalmente mayor interés, pero también mayor exposición a riesgos.
Es la remuneración que recibes por prestar tu dinero, expresada como porcentaje anual del valor nominal. Las obligaciones pueden tener:
Son consideradas las más seguras, especialmente las emitidas por gobiernos con economías estables. En España, encontrarás Letras del Tesoro, Bonos y Obligaciones del Estado. Su principal ventaja es la seguridad, aunque suelen ofrecer rendimientos más bajos.
Emitidas por empresas para financiar operaciones, capital de trabajo, expansión o reestructuración de pasivos. Ofrecen rendimientos superiores a las gubernamentales para compensar el mayor riesgo. También se conocen como "bonos corporativos", ya que funcionan de manera similar a los bonos gubernamentales, pero con una empresa como emisora.
Cuando inviertes en una obligación negociable, estás actuando como prestamista de la empresa, no como socia o accionista. Esta es una diferencia fundamental respecto a las acciones: con las obligaciones tienes menor riesgo y rendimientos más predecibles, mientras que con acciones te conviertes en propietaria parcial de la empresa con mayor potencial de ganancia pero también mayor exposición a la volatilidad.
Son emitidas por empresas con calificaciones crediticias bajas. Ofrecen intereses significativamente más altos como compensación por su mayor riesgo de impago. Son adecuadas para inversoras con alta tolerancia al riesgo.
Es la posibilidad de que el emisor no pueda cumplir con sus obligaciones de pago. Las agencias de calificación (Moody's, S&P, Fitch, Fix) evalúan este riesgo y asignan ratings según la capacidad de pago del emisor.
Para obligaciones a largo plazo, la escala típica va desde:
Para obligaciones a corto plazo:
La calificación te ayuda a evaluar el nivel de riesgo al que te expones al invertir en una obligación particular.
Cuando los tipos de interés suben, el valor de mercado de las obligaciones a tipo fijo baja, y viceversa. Este riesgo es mayor en obligaciones a largo plazo. Si mantienes la obligación hasta el vencimiento, este riesgo no te afecta para recuperar el principal.
Si la inflación supera el tipo de interés de tu obligación, tu rendimiento real se vuelve negativo. Las obligaciones indexadas a la inflación pueden protegerte contra este riesgo.
Puede ser difícil vender algunas obligaciones en el mercado secundario sin aceptar un descuento significativo. Este riesgo es más común en obligaciones de emisores pequeños o con baja calificación crediticia.
Existen dos mercados principales donde puedes adquirir obligaciones:
Es cuando participas directamente en la emisión inicial de la obligación. La empresa emisora anuncia una licitación para captar financiación, detallando las características de la obligación:
Para participar debes contactar a tu bróker, quien te informará sobre el procedimiento específico para ingresar en la licitación. Usualmente recibirás notificaciones cuando haya nuevas emisiones disponibles.
Una vez emitidas, las obligaciones pueden comprarse y venderse entre inversores. Este mercado te ofrece flexibilidad para adquirir obligaciones ya existentes o vender las tuyas antes del vencimiento.
Para operar en el mercado secundario, debes:
Es importante considerar que muchas obligaciones tienen baja liquidez en el mercado secundario, lo que puede dificultar su compra o venta a precios razonables.
Son vehículos que invierten en carteras diversificadas de obligaciones. Te ofrecen diversificación incluso con pequeñas cantidades, gestión profesional y mayor liquidez. Los ETFs de renta fija cotizan en bolsa y puedes comprarlos y venderlos durante el horario de mercado.
Las obligaciones cumplen varios propósitos en una cartera de inversión:
Una estrategia común es aumentar la proporción de obligaciones a medida que te acercas a tus objetivos financieros o a la jubilación.
Consiste en distribuir tu inversión entre obligaciones con diferentes plazos de vencimiento. Esta estrategia equilibra rendimiento y liquidez, permitiéndote reinvertir regularmente a los tipos de interés vigentes.
Concentras tus inversiones en obligaciones de muy corto y muy largo plazo, evitando los vencimientos intermedios. Esta estrategia puede maximizar rendimientos mientras mantienes parte de tu capital en instrumentos líquidos.
Si no necesitas liquidez inmediata, puedes mantener las obligaciones hasta su vencimiento, ignorando las fluctuaciones del mercado y asegurando el rendimiento previsto inicialmente.
Las obligaciones son un componente fundamental en cualquier estrategia de inversión diversificada. Te ofrecen ingresos previsibles y actúan como contrapeso a inversiones más volátiles como las acciones.
La clave para invertir exitosamente en obligaciones es entender los diferentes tipos, riesgos y cómo encajan en tus objetivos financieros. Aunque generalmente ofrecen menores rendimientos que las acciones a largo plazo, su estabilidad y flujos de ingresos predecibles las convierten en un activo valioso para cualquier inversora.
Recuerda diversificar entre diferentes tipos de obligaciones y considerar cómo el entorno económico actual (tipos de interés, inflación) puede afectar a su rendimiento futuro.