En esta lección, exploraremos los bonos como clase de activo. Aprenderás qué son exactamente, por qué podrían merecer un lugar en tu cartera de inversión y cómo pueden ayudarte a alcanzar tus objetivos financieros con mayor estabilidad.
Los bonos son, esencialmente, préstamos que tú otorgas a gobiernos o empresas. Cuando compras un bono, estás prestando tu dinero a cambio de pagos periódicos de intereses y la devolución del principal al vencimiento.
Los bonos son instrumentos de renta fija, lo que significa que, como inversora, sabes de antemano cuánto vas a cobrar a lo largo del tiempo, ya que el flujo de fondos está predeterminado. Esto contrasta con los instrumentos de renta variable (como las acciones), donde el rendimiento futuro es incierto.
Históricamente, los bonos a largo plazo en Estados Unidos han generado una rentabilidad media de aproximadamente 5,7% anual. Este rendimiento es significativamente inferior al de las acciones a largo plazo, pero los bonos te ofrecen dos ventajas fundamentales: estabilidad y seguridad.
Si analizamos la volatilidad (cuánto fluctúa el precio), los bonos resultan sustancialmente más estables que las acciones:
Esta diferencia se traduce en un comportamiento mucho más predecible durante crisis económicas. Por ejemplo, en períodos recientes de turbulencia financiera:
Esta capacidad para preservar capital en momentos difíciles hace que los bonos sean una excelente herramienta para estabilizar tu cartera.
Si bien los rendimientos nominales de los bonos pueden parecer modestos, su verdadero valor se aprecia cuando consideras la inflación. Los bonos estadounidenses han generado, históricamente, un rendimiento real del 2,1% anual (descontando la inflación).
Aunque las acciones han producido un rendimiento real superior (6,6% anual), su mayor volatilidad implica que no todas las inversoras pueden tolerar emocionalmente sus fluctuaciones. Los bonos te proporcionan una alternativa más serena, especialmente si estás cerca de alcanzar tus objetivos financieros o simplemente prefieres un camino menos turbulento.
Durante crisis como la de 2008 o la pandemia de COVID-19, muchas acciones sufrieron caídas dramáticas. Sin embargo, los bonos de medio y largo plazo en Estados Unidos experimentaron aumentos de valor. Esto ocurre porque los bonos suelen mostrar un comportamiento contracíclico respecto a las acciones.
Esta correlación negativa te ofrece dos ventajas estratégicas:
El rebalanceo anual de tu cartera te permite aprovechar sistemáticamente esta dinámica, potenciando tus rendimientos a largo plazo mientras reduces el riesgo.
Cuando una empresa o un gobierno necesita financiamiento, puede recurrir al mercado de capitales emitiendo bonos:
Antes de emitir un bono, los emisores redactan un prospecto de emisión, documento que detalla todas las características del bono:
Es crucial entender que las condiciones del prospecto no pueden cambiar unilateralmente sin incurrir en incumplimiento ("default").
Los bonos también representan una opción superior al efectivo o fondos monetarios en determinados contextos, especialmente cuando:
Si bien ofrecen menor rendimiento potencial que las acciones, los bonos te brindan mayor seguridad y estabilidad con rendimientos superiores a los depósitos tradicionales.
Existen diferentes estructuras de pago en los bonos:
Los bonos operan con un sistema de amortización distinto al de los préstamos tradicionales:
A diferencia de un préstamo bancario común, con los bonos solo recibes los intereses periódicamente, y el capital se recupera al vencimiento (en el caso de bonos bullet).
Para evaluar si es conveniente comprar o vender un bono, se utilizan tres indicadores clave:
Estos indicadores te permiten comparar bonos de diferentes emisores y países, facilitando tu elección según tu perfil de riesgo.
Es importante aclarar que la renta fija no está exenta de riesgos, a pesar de su nombre. En 2022, por ejemplo, muchos activos de renta fija experimentaron caídas significativas, algunas superando el 20%, y caídas del 10% fueron bastante comunes. Estos son los principales riesgos que debes considerar:
Este se refiere a la posibilidad de que el emisor del bono (gobierno o empresa) no pueda cumplir con sus obligaciones de pago. Esto puede derivar en:
En situaciones extremas, esto podría llevar a la pérdida parcial o total de tu inversión.
El valor de mercado de los bonos fluctúa en dirección opuesta a los movimientos de las tasas de interés. Si compras un bono y las tasas suben, el valor de tu bono en el mercado secundario caerá. Este efecto es más pronunciado cuanto mayor sea la duración del bono.
Es posible vender un bono antes de su vencimiento, pero esto te expone a las fluctuaciones del mercado en ese momento. El precio al que podrás venderlo dependerá de las condiciones vigentes, pudiendo resultar en ganancias o pérdidas respecto a tu inversión inicial.
Los bonos no te convertirán en millonaria de la noche a la mañana, pero te ofrecen algo igualmente valioso: estabilidad, seguridad y diversificación. Funcionan como la base sólida de tu estrategia de inversión, proporcionando estructura y equilibrio al conjunto.
Piensa en los bonos como los cimientos de una casa: no son la parte más visible o glamurosa, pero sin ellos, toda la estructura sería vulnerable a derrumbarse ante la primera tormenta.
Es fundamental entender tanto sus beneficios como sus riesgos para poder utilizarlos correctamente como parte de tu estrategia de inversión.